el desperfecto mecanico anterior nos obligo a pasar unos dias en puerto jimenez, lo que fue motivo para salir a trabajar en la calle, con la mesa, con las artesanias. Las consecuencias inmediatas de intentar ocupar campo en aquellas calientes calles fue rozarnos mas de cerca con otros artesanos, algunos de mundo y excelentes compañeros de viajes y otros recelosos y groseros que hasta la policia nos enviaron para hecharnos de "sus" calles. Estos últimos "artesanos-comerciantes" (pues ni siquiera confeccionan piezas sino que se dedican al compra-venta) no merecen mas atencion que este parrafo. De lo bueno es que hablamos, y alli nos conocimos con el Housni que junto con Isabel traian tres años de carretera (desde Mejico hasta Costa Rica). El Housni de españa (aunque originario de marruecos) e Isabel de Francia. Tambien estaba alli Eduardo, un tico que como pocos en su pais habia recorrido gran parte del mundo con una mirada siempre optimista y alegre. Y bueno, charlar con ellos fue dejar salir esa especie de adiccion a los viajes que tenemos y embarcarnos en cientos de historias en la cabeza de cada uno de nuestros nuevos amigos, desafiando el tiempo y el uso del dinero, por los lugares mas remotos y olvidados de nuestro planeta, y soñar tambien (por que no) con alguna vez poder visitarlos. Finalmente despues de unos dias de pueblo decidimos volver a la playa (pan dulce de nuevo) a disfrutar sus bondades. Los primeros dias fueron extraños, el cielo se comportaba diferente, el horizonte combinaba colores fuertes y acentuados que anunciaban una gran tormenta. Especulamos un poco con el tiempo y en segundos un gran ventarron nos sacudio fuertemente y casi perdemos el toldo, finalmente la lluvia fue corta y no mas que eso, pero suficiente abrupta e intensa la sacudida para ponernos a pensar en alerta; a donde iriamos si se viene un tornado? seran que los almendros resisten el viento?
El dia siguiente mientras estabamos estabamos acampados fue que llegó un muchacho de Suiza, que con su buen castellano nos animó gran parte de la mañana, contándonos sus aventuras y desventuras. Federico habia nacido en Suiza hijo de inmigrantes italianos y tenia mucho mundo recorrido. era su tercera vez que venia a la playa de pan dulce y de esa ultima vez hacía 3 años ya y deseaba reencontrarse en este precioso lugar. Esa última vez por aqui habia permanecido durante 5 meses acampado en este sitio. Nosotros que reclamabamos cierta pertenencia a esta playa (llevamos mas de un mes aca) nos quedamos con la boca abierta y nuestros respetos fueron para federico y su querida playa. Hablábamos de todo, pues federico tenia una gran historia para contar tanto sea viajando por el mundo como cuando descubrio que tenia parientes en argentina y fue a visitarlos. Una historia que no voy a contar aca. Fue un momento que estabamos sentados los tres; Vero, Federico y yo en una especie de ronda improvisada sobre la arena y absortos en la charla. Yo esataba casi en cuclillas y golpeaba suavemente un tronco frente a mi como si fuera un tambor cuando de repente aquel golpe hacia abajo se detuvo y volvio hacia arriba, y un movimineto extraño e irreconocible subia por el tronco, pero tambien por los pies, y federico me miro si era yo el que estaba haciendo eso, y todo se empezo a mover, me sujete del tronco, vero me tomo por la muñeca tambien tratando de mantenerse en equilibrio, di vuelta la cabeza tratando de entender que pasaba, la camioneta se sacudia como si tuviera gente saltando dentro y entonces nos dimos cuenta que ahi estaba pasando, un terremoto de 6.2 grados en plena peninsula. Fueron unos cuantos segundos y el corazon se aceleró y realmente no habia mas que hacer que mirarse y aferrarse para no perder el equilibrio. Miraba la playa inmensa, las rocas, los arboles, los cerros por detras, todo aquello estaba conmocionado, finalmente se detuvo. La gente que estaba en la playa largo un HUUIIIIIAHH!! tal como gritan la primera vez que corren una ola, que se paran en la tabla y surfean, y de alguna manera todo el mundo surfeó la tierra o ese pedazo de corteza que decidio moverse. Obviamente miramos los arboles que afortunadamente no mostraban signos de querer caer y hablámos emocionados de esto cuando vino la replica, un poco mas suave, un poco mas corto.
Todo el dia seria dedicado al temblor y cuando a la tarde se sumaron Isabel y Housni al campamento se vino otro tercer temblor y fuerte. Esa noche pensé en la insignificancia de nuestra vida sobre la tierra, todo aquel "pesado" paisaje de arena, rocas y palmeras, casas, caminos y hombres y animales sacudidos en un pequeño "estornudo" de la tierra. Los temblores siguieron y nos volvimos mas sensibles y empezamos a notar un poco de ese movimiento todos los dias. Pero no fue miedo lo que aprendimos sino una especie de sensibilidad mayor a nuestro planeta, nuestro pequeño mundo. Para el sabado nos invitaron al encuantro del dia internacional del artesano, se celebraba en un prestigioso hotel al comienzo del parque nacional de la peninsula. Asi salimos el viernes por la noche con Vero, Isabel y el Housni siempre en el Nautilus y nos animamos a aquella ruta vertical que antes nos habia detenido y unas horas despues en medio de la espesa noche llegamos a Carate. Acampamos alli cuando la luna y toda la playa abierta se podia ver bañada con aquella luz suave blancuzca. El sabado a las 7 de la mañana caminamos por casi una hora por la gran playa salvaje y protegida hasta el hotel "la leona". Alli nos esperaban con nuestro sitio para exhibir las artesanias y nos sirvieron con desayuno y comida. El dia estubo bueno, disfrutando aquellas comodidades que son de a diario para los turistas, ahora para un nutrido grupo de barbudos, rastas y demas buenagente viajera. Era un gran grupo de artesanos de todos lados y recibimos charlas sobre especies de arboles endémicas y protegidas y tambien sobre artesania tipica Boricua. El regreso fue duro por la arena con el mar crecido y una vez en la camioneta (que aguardaba estacionada al costado del aerodromo local de Carate) buscamos un sitio para acampar. El Domingo asistimos a un evento local, "el domingo deportivo" donde se realizo un torneo de futbol y otros juegos en familia, y algunos tan aberrantes como la captura del cerdo encebado. Finalmente nos regresamos a pan dulce a hacer noche y hoy nos trasladamos a Puerto Jimenez haciendo los preparativos para abandonar la peninsula. Nos despedimos de esta entrada y seguimos en por la carretera.. pura vida!!
martes, marzo 17, 2009
cuando pase el temblor...
Publicadas por
dieGO!
a la/s
8:48 p. m.
Etiquetas: diario
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1 comentarios:
Mi hermano querido, siempre dejándome con tus relatos de cronista sudamerikano esa sensación de pájaro encerrado....que sensación esa de surfear la piel del planeta, un escalofrío o picazón.
Un abrazo con todas las fuerzas para unirme a ese baile que se llama libertad.
Donmatus.
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