ViCentenario...

La última vez que escribimos los dejamos en Barra de Navidad, en el pacífico de Jalisco... pues bien, nobleza obliga, continuamos entonces con el relato... Salimos de barra de navidad agotados por tanto calor y la tanta lluvia.., los pocos turistas y las pocas ventas.., en fin con poco dinero en los bolsillos y una ambición demasiado grande de seguir andando... La decisión había sido buena en un primer momento: aprovechar la temporada de vacaciones de los mexicanos como trampolín hacia el norte. Pero a decir verdad, mientras más y más avanzaba esta temporada veraniega, menos y menos turistas aparecían. La lluvia no ayudaba mucho y en boca de muchos mejicanos, el momento económico complicaba todo aún más. Dicen que el responsable de tan mal verano durante el año pasado fue la gripe A, parece ser este año la gripe económica, y ¿qué será del que viene? Lejos de hacer adivinología, decidimos torcer nuestro plan impecable y adentrarnos monte y montaña adentro. Ni bien ascendimos unos cuantos metros sobre la sierra madre del sur sentimos el cambio de aire... el frio entró a bocanadas por los parabrisas abiertos del nautilus y dentro sus ocupantes se relajaron disfrutando tal preciado premio. Unos cuantos kms mas adelante y en medio de la sierra madre sur se abrió un gran llano cultivado, donde su ciudad cabecera Autlán de Navarro nos recibió de puertas abiertas. La pequeña ciudad, cuna del tan afamado Carlos Santana, no solo respira ese aire tranquilo de pueblecito de montaña, si no que el centro pequeño y bien cuidado se llena de gente muy amigable y conversadora. Nosotros ahí nos hicimos inmediatamente un lugarcito para tendernos entre ambas plazas y quien no se arrimaba para comprar, lo hacía tanto para conversar, para contarnos de sus historias y sus costumbre, pero también para saber qué, cómo y cuándo de nuestro viaje... No señor, no nos hicimos ricos ni nada parecido, o al menos no en un sentido material, pero esta escala nos sirvió para despreocuparnos un poco del presente-futuro y reafirmar nuestro nuevo destino: Guadalajara, capital del estado de Jalisco, cuna del Tequila y los Mariachis... Un par de días en adelante estábamos en la ruta nuevamente, pero en vez de acercarnos abruptamente hacia la ciudad capital (la 2da más grande de México) nos llamo la atención la laguna de Chapala, que viniendo desde el sur representaba un pequeño y saludable desvío. Así lo hicimos y el primer lugar del lago al que llegamos fue el pueblo de Jocotepec. Este pueblo que conserva una gran plaza y un bonito y amplio malecón frente al lago nos demandó prácticamente 3 días. Resulta que ni bien llegados nos enteramos que estaba en puertas dos grandes eventos que tenia al pueblo en preparativos, el día de los abuelos primero y un festival folklórico de danzas al día siguiente. Fue entonces que hicimos mérito ante el ayuntamiento para poder estar en la plaza exhibiendo nuestros trabajos en la jornada de las personas mayores, aunque desmembrados de la actividad principal por obvias razones; y en segundo lugar y lo que aquí más nos ocupa fue poder participar del festival folklórico. No fue fácil a decir verdad, golpeamos todas las puertas, del ayuntamiento, de cultura, de la poli, etc.., el premio fue la confirmación por parte de las autoridades para participar en ambos eventos. Mientras tanto, el festival folklórico de Jocotepec encerraba el desafío de lograr ubicarse en el libro de los Records Guiness como el más grande de México, y para ello se había convocado 600 parejas de bailarines oriundas de todos los pueblos de los alrededores del lago que lo harían simultáneamente. Así fue que el sábado temprano nos ubicaron en un rinconcito bastante asoleado y por el mediodía empezaron a llegar las delegaciones y por supuesto el público. La convocatoria fue por debajo de las expectativas, se consiguieron 322 parejas de danzarines, aunque para nosotros fue más que suficiente. El espectáculo del baile, los vestidos, los mariachis en vivo… vivimos como nunca el sabor de México. Bueno las ventas acompañaron la jornada y para la noche estábamos felices y decidimos tomarnos el domingo libre y hacer un asado. El domingo salió asado vegetariano y carnívoro en una amplia parrilla y huesos para los pichichos. No falto la cerveza y la música de fondo. Para el lunes próximo siguiente partimos rumbo a Ajijic, un pueblo de la rivera del lago en el que viven muchos extranjeros en su tercera edad… parecido a lo que vimos en boquete, en Panamá. Allí nos encontramos con el tano, otro personaje viajero que conocimos en mazunte y quien había llegado allí en solo 2 días a puro andar (y nosotros con todo nuestro mes a cuestas para llegar al mismo lugar, que desilusión!!)… y nos acomodamos pensando en el feriado del 15 de setiembre en México, día del bicentenario de la patria. Pero aquí la sorpresa, buscando en un programa de intercambio de “sofás” que otros viajeros nos habían recomendado encontramos a Valentín, un muchacho al que ni bien le solicitamos un lugar para pararnos con el nautilus, accedió inmediatamente y nos acomodo junto con la familia roots en una finca de su papa el Sr. Valentín. Hacía rato que andábamos ganas de que alguien nos adopte, convivir con una familia y salir un poco de la calle y con este personaje las cosas se dieron así. Al día siguiente que nos instalamos en la finca era el cumpleaños de Valentín, y participando del mismo conocimos a toda la familia, papa, mama y hermanos, novia y cuñados, en fin amigos y mas amigos de calidad, que nos hicieron sentir día a día como parte de la gran familia. Queda para nosotros y nuestra familia adoptiva miles de cosas que pasaron, salidas al cine, cenas, anécdotas, risas, y mucha buena onda, incluyendo reparaciones a las camios y visita de la mano de Valentín a la ciudad de Guadalajara, como dijimos; cuna del Mariachi y el tequila… No quedan más que palabras de agradecimiento a la familia, Valentín, Liz, Claudia, Aldo, papas y hermanos, Luis y resto de la banda… Los dejamos hasta la próxima en el buen camino… saludos vdxyn.