jueves, junio 04, 2009

la karavana del norte...

Una vez más cargamos todo el equipaje en el nautilus. La piecita donde habíamos vivido mostraba sus paredes blancas y estanterías peladas. Nuestra voz de despedida rebotó en ella haciendo eco, el eco de una habitación vacía -chau casa, gracias por haber sido nuestro hogar!- cerramos la puerta y enseguida nos vimos devuelta en nuestra gran casa, la interminable ruta... Lanzados por la carretera descendimos unos cuantos kilómetros hasta el desvió hacia el pueblo de Caldera. La ruta subía y bajaba entre filas de pinos, estancias de ganado y algunos proyectos de urbanizaciones privadas. Después de unas cuantas horas llegábamos a Caldera y nos apartábamos de la ruta de asfalto por un precario camino de ripio hacia los pozos de agua termales... habrán sido como unos 3 kilómetros hasta que un precario puente colgante nos obligo detener. Se trataba de un viejo puente colgante que se elevaba casi 4 mts. Por encima del rio, que se sacudía a cada pisada y le faltaban algunas tablas. Si bien el puente era ancho y había rastros de que por allí habían pasado algunos vehículos, no estábamos seguros de que tan fuerte sea esta construcción. La primera precaución fue pasar caminando por el puente y evaluarlo. De regreso nos montamos al nautilus y empezamos a transitar aquel viejo puente que empezó a bailotear abajo nuestro. La sensación era extraña y bastante adrenalínica, pero por suerte nada malo sucedió y en breve estábamos del otro lado. Seguimos una huella que subía y por fin encontramos una finca que era la propietaria de los pozos. Entramos hasta donde había camino y luego seguimos a pie. Después de unos 10 min. de caminar aparecía el casco principal de la finca donde cobran el acceso y luego más adelante los pozos termales. Nos sumergimos de inmediato en el agua caliente, en un sentimiento raro de aprensión en el pecho, pero finalmente nos relajamos y aguantamos todo lo que pudimos aquella terapia. Salimos de allí con mucho calor, así que buscamos el rio que bajaba con aguas heladas y nos sumergimos justamente donde ambas aguas se encontraban. El cuerpo oscilaba entre los dos choques de temperatura, y todo esto nos hizo sentir muy bien. Con la lluvia sobre nuestras cabezas hicimos breve el regreso hasta la camio y una vez desandado el camino y cruzado el puente decidimos acampar allí ya que la noche estaba comenzando. Debimos hacer un resguardo con el toldo para poder cocinar. Por la mañana continuamos rumbo hacia la cordillera central, buscando el paso hacia el Caribe. En uno de los tantos ríos que cruzamos, decidimos parar a tomar un baño y nadar un poco entre orillas. Fue en ese momento que apareció Maxi y Sadai, junto a su inseparable perro "el ozzi", amigos artesanos que conocimos en boquete y que harían la misma ruta. De allí partimos en karavana las dos camionetas y suavemente nos abrimos paso por un bello camino recién pavimentado. Unas vueltas más adelante empalmamos la ruta que enlaza el Caribe y sorteamos con éxito aquella montaña que nos habría devuelto en otra ocasión. En adelante comenzamos a descender y descender. Pasamos por una represa bastante reciente que se comió los ríos y en cuestión de minutos la ruta se recortaba en medio de una franja de jungla verde. El calor y la llovizna eran constantes. Finalmente y viendo que en breve se vendría la noche decidimos ir hasta Punta Róbalo, un pequeño pueblo a orillas del Caribe del que solo sabíamos su existencia gracias al mapa. Tan sólo nos desviamos unos 6 km de la ruta principal por un buen pavimento bordeado de palmeras. Fue ocasión de aprovisionarnos de unas cuantas "pipas de agua" (coco verde para beber) antes de arribar al pueblo. El pueblo era una pequeña villa de pescadores, de casas de madera elevada, muchas de ellas ubicadas directamente sobre la mar Caribe. No había luz y prácticamente no había gente. A los minutos de llegar empezó una gran tormenta como hace tiempo no veíamos, lo que nos obligó a refugiarnos en el salón comunal (una especie de construcción a medio acabar) compuesto por un patio amplio desprovisto de paredes. El aguacero era tal que debimos ubicar las camionetas ladeando la construcción y en fila, con la puerta lateral hacia el patio para aguantar largo tiempo la lluvia. Antes de caer la noche alguna gente se empezó a acomodar bajo el mismo techo para observarnos en silencio. Saludamos a todo el que venía e incluso intentamos trabar una conversación pero todos se mostraban distantes. Finalmente y ya de noche empezamos a cocinar y de a poco la gente en nuestro entorno desapareció en la penumbra. La oscuridad era tal que no estábamos seguros de si la gente seguía allí reunida observándonos o se habían marchado. El ozzi observaba inquieto y con maxi barrimos el entorno alumbrando con la linterna y comprobamos que estábamos solos. Nos fuimos hasta el sector donde se había amuchado la gente, una especie de "tarima" con sillas de cara a nuestro improvisado campamento y tratamos de ver que era lo que entretenía a la gente. Desde aquel lugar vimos que en medio de la oscuridad del pueblo se recortaban la silueta de las dos camionetas, el nautilus adelante y la maluka atrás, ambas con las puertas abiertas y las luces de cabina encendidas como si se tratara de dos extrañas naves espaciales. Para entonces la lluvia se había convertido en una suave llovizna y sin más que hacer nos fuimos a dormir. Como si todo fuera premeditado, una vez acomodados dentro de nuestras respectivas casas, alguien largó un fuerte alarido a la noche. Enseguida los mismos se repitieron varias veces y vero me preguntaba "que onda?". A decir verdad el primero de los alaridos nos sorprendió, pero suponíamos que estaban tratando de asustarnos. Los gritos espontáneos siguieron largo tiempo, pero no les dimos mayor importancia. Afortunadamente solo se trataban de bromas infantiles de un pueblo aburrido y sin luz, donde no había siquiera televisión. Por la mañana el griterío era total, el salón comunal estaba asaltado por una veintena de niños hiperactivos que oscilaban entre un fulbito improvisado con una botella de plástico, una especie de mancha-escondido y cuanto juego más de una sana imaginación; y que en ocasiones acababa reventándose contra la chapa del nautilus o la maluka. Dormir a esa altura era imposible y una vez abierta la puerta de la camio nos volvimos el centro de la escena. Los niños nos asaltaban a preguntas, querían saberlo todo. Y nosotros contraatacábamos preguntándoles de todo. Hablamos de la escuela (nos enteramos que el profesor había faltado y por eso aquel desmadre), hablamos de futbol, de juegos, de distancias y países y de todo lo que se les ocurría a aquellas inquietas mentes. Tardamos mucho en marcharnos de aquella entretenida mañana, pero teníamos un compromiso, cruzar la frontera. Seguimos en karavana, habíamos acordado con Maxi y Sadai acompañarnos hasta Puerto Viejo en Costa Rica. Para las dos de la tarde dejábamos atrás Changuinola y entrabamos al último poblado de Panamá, donde la frontera. Debe haber sido una de las fronteras más extrañas que cruzamos. Había un gran rio que hacía de frontera "natural" en ambos países y la única forma de sortearlo era a través de un viejo puente de ferrocarril. Para esto los vehículos se debían montar al terraplén de la vía que había sido rellenado con grava y solo era posible la dirección en un sentido por vez bajo autorización de los funcionarios. El puente era largo y estrecho y a ambos extremos del mismo se desarrollaban los edificios de aduanas, migraciones y sanidad. Estos edificios en realidad eran mejoras sobre las viejas instalaciones de las estaciones de tren. Los chicos de la maluka tuvieron problemas con los papeles y la burocracia del lado panameño, lo que los obligó a devolverse hasta Changuinola por otros papeles y luego volver a la frontera antes que cierre. Afortunadamente todo se solucionó y minutos antes que cierre la frontera nos autorizaron a montarnos en la vía. Cruzamos en fila lentamente el angosto puente, donde la gente debía recostarse a los lados para permitir pasar a los vehículos. Del otro lado los trámites demoraron más de la cuenta y la burocracia otra vez nos castigó cuando el funcionario cargo los datos del nautilus y en "pantalla" sólo le autorizaron unos 20 días al nautilus. Los chicos de la maluka debieron enfrentarse a su propio demonio, ya que a Sadai sólo le dieron 30 días por ser venezolana. Insistimos en ambos puntos pero no hubo reclamo posible, una mezcla de convenios y reglamentos potenciados por el uso de ordenadores nos devolvieron aquel plan B. Con la noche estrellándose en el parabrisas nos alejamos de aquella ciudad hasta la primera estación de gasolina para hacer una cena y pasar la noche. El día siguiente arrancamos hacia Puerto Viejo y pocos minutos después estábamos viendo la amplia playa caribeña. El alegre y colorido pueblo rastafari nos dio la bienvenida, la gente en la calle nos saludaban simpáticamente, lanzaban gritos en patúa (un inglés mal conjugado) que poco entendíamos. Recorrimos el poblado tratando de divisar el lugar donde parchar a la noche. Hicimos unas compras y seguimos hacia las playas más alejadas con idea de acampar y cocinar. A medio camino y en la vereda de un restaurante nos sobresaltó la presencia del flamante "citro" de Facu y Loli, una pareja de viajeros argentinos que vienen desde argentina desafiando las rutas y sobre todo la imaginación (ver http://americaencitro.blogspot.com). Tardamos un poco en reaccionar y seguimos unos cuantos metros hasta que dimos media vuelta y allí nos encontramos con estos grandes personajes. En el restaurante también estaba otra pareja de viajeros motorizados, Juancho y Aymará, quienes también decidieron entregarse a las rutas en una vieja estanciera bautizada como "la celestina" (ver http://uniendolastresamericas.blogspot.com). No era casualidad que estemos todos reunidos en este punto del globo, el imán que nos aglutinaba era Juan, un argentino oriundo de América (Provincia de Buenos Aires, Argentina), emprendedor y de gran corazón que se había abierto paso en estas tierras a fuerza de empanadas. Las Terrazas de Cocles era su logro más reciente, donde desarrollaba un complejo de restaurante con buenos platos y excelente ambiente y que de inmediato dispuso para el día siguiente una cena con empanadas para todos los viajeros. Emocionados por tanta novedad nos fuimos hasta la playa de punta uva, a disfrutar de la calidez del mar Caribe. Por la noche junto a Maxi y Sadai nos trasladamos al pueblo a tratar de vender nuestra artesanía. La movida estaba complicada ya que la mala vibra de los rastas impedía que gente viajera se instalase en cualquier punto de la ciudad a vender. Fue una noche inquieta, atento mirando ambas calles a la vez, tratando de adelantarse a la migra que dicen te "secuestran" toda la artesanía si te agarran vendiendo. Afortunadamente nada que lamentar ocurrió y los tres días que parchamos logramos vender el mínimo para mantenernos. El viernes de esa semana fue el convite en Las Terrazas de Cocles. A pesar que todo seria hasta las 7 de la tarde, desde la mañana nos hicimos con vero en el restaurant para dar una mano a Juan con los preparativos de la masa. Vero estiro y recortó tapitas asesorado por el experto. Por la tarde llegaron Facu y Loli quienes no dudaron en arremangarse del otro lado de la barra y colaborar en el armado de las empanadas. La noche fue perfecta, había vino, había cervezas, había empanadas en variedad e incluso asistimos al show musical de Faca, quien guitarra en mano nos llenó la noche de nostalgia argenta con viejos temas de serú, charly y calamaro. Acabada la velada esparcidos los viajeros, nos fuimos directo a la casa de Ezequiel, María y Mía, quienes eran los anfitriones de los chicos de la estanciera y el citro en esta ciudad. De regreso y ya de madrugada nos retiramos para una bonita y acogedora casita que Juan nos prestó a la vuelta de su restaurante para pasar nuestros días en Puerto Viejo, estadía demasiada corta lamentablemente debido a nuestros problemas con el papeleo del Nautilus. El lunes arrancamos hacia Heredia una ciudad muy pegada a San José (la capital del país) donde un amigo nos esperaba y también unos nuevos servicios para el nautilus (que raro no?). Pero bueno ese es otro cuento que quedará para más adelante. Abrazo y hasta la próxima. pvdyn.

6 comentarios:

Seth dijo...

Hola!

I just saw you stopped on the street outside my work in Heredia.

12:45 pm Viernes, 5 de Junio

Buena Suerte!

Seth

mauro dijo...

que grandes
cuantas almas barrileteras solidarias unidas por america central
capas que es un gran iman ,eh,
me alegro de que todos se lleven bien y esta pagina cada ves que la abro se me vuelan los pelos con imperio diablo y la foto de laportada !
muchiismo animo y fuerza de voluntad
buenas sendas desde Tandil !!

RADIOKOMBINAUTA dijo...

Hola amigos kombinautas!!! Que buena travesia que estan realizando!!! Somos kombinautas de Siemprenkombi y tenemos un programa de radio por internet RADIOKOMBINAUTA que sale los lunes a las 23 hs por www.arinfo.com.ar y nos gustaria hacer una nota con ustedes.En ewl programa hablamos de viajes, temas tecnicos, paseos y experiencias con nuestras kombis, estamos en contacto con toda latinoamerica y con los amigos de Suramerica de costa a costa (Colombia), Amerikaenkombi (Argentina), Amerikando (Argentina y Francia) Si quieren escuchar el programa pueden hacerlo en
www.radiokombinauta.blogspot.com asi saben de que se trata. Nos gustaria mucho contactarnos con ustedes paar que nos cuenten algo de sus experiencias en ruta y que pudieran tener tambien contacto con los otros viajeros.
Les dejo mi mail m_a_d_65@hotmail.com.
Espero que se contacten asi armamos algo muy lindo !!
Besos. marcela- Radiokombinauta

Amerikando dijo...

Bellísimo encuentro! Que linda aventura se están pegando! Nos encanta leerlos y esperamos poder encontrarlos en unos meses!

Mucha suerte para TODO!!

uniendo las tres americas dijo...

chicos! buenisimo el encuentro!!!
ojala todo vaya viento en popa!
estamos por san jose.. ya nos volveremos a ver...
UN ABRAZO!!!

aymi dijo...

muchachos! como va todo? nosotros por salir de San Jose... como fue el paso a Nicaragua? como es ese tema del permiso de estadia en los tres siguientes paises?
Bueno, besos!!!

aymi y juan -uniendolastresamericas